Nuestros últimos días este año en Dublín.

16:52 / Por Antonio / comentarios (2)

Hola a todos. ¿Que tál estáis? Nosotros muy contentos ya que para vuestra sorpresa, esta vez os escribo desde ¡¡¡España!!! Sí amigos, el Martes pasado día 16, Laura y yo nos hemos venido a nuestras respectivas casas a tomarnos un merecido descanso. Y con el sol español, el relax de casa y lo agusto que estamos con la familia, pues el ciberespacio ha sido dejado de lado por unos momentos.

Los últimos días en Dublín han sido agotadores y se nos han echado encima un montón de cosas que había que hacer, aparte de que nos hemos contagiado mutuamente un resfriado, y hemos tenido que lidiar con todo, pero bueno, nada que no hayamos podido superar. Además en estos días con la ayuda del buen clima español y el ambiente navideño casero se nos ha quitado ya prácticamente.

Lo que si ha evitado todo el clima general ha sido que nos comuniquemos con vosotros por medio de éste, nuestro y vuestro, blog. Así que os voy a relatar de forma resumida nuestras últimas peripecias en aquel lejano país, que como siempre, tienen muchas cositas interesantes.

El caso es que en el penúltimo finde en Dublín quisimos llevar a cabo un plan diferente y divertido. Así decidimos entre todos ir a Malahide, ciudad al norte de Dublín bastante pintoresca, cerca del mar y con un castillo bastante bonito cerca.

Esta vez quedamos pronto, muy pronto, las 9 de la mañana, poder ver la ciudad, el castillo y alrdedores tranquilamente. Además para que Kai no se pasara esperando mucho tiempo al italiano y a nosotros dos (porque el tío siempre llega el primero a pesar de que es el que más lejos vive) pues dijo que el último que llegase después de la hora acordada pagaría las bebidas de esa excursión... y claro, eso para un italiano y nosotros fue super efectivo jeje. Allí estábamos plantados 3 minutos antes de las 9 todos... si es que no hay nada mejor que la amenaza de tener que rascarse el bolsillo si no se cumple lo acordado.

Así pues cogimos el tren y fuimos a Malahide, en 20 minutos estábamos allí. Y como la zona del castillo está cerca de la estación pues en nada estábamos paseando al solecito de la mañana por los prados verdes que lo rodean.



Y es que el castillo se encuentra en el centro de unos prados muy grandes, en los que se encuentran pistas de fútbol, rugby... además de zonas de arboledas, parques, caminos para pasear, parques infantiles llenos de cacharros que me encantaría usar hasta a mí... y todas esas cosas, en fin, chulísimo. La verdad es que sin ser una maravilla mundial es una zona chula que merece la pena visitar y echarle un rato, simplemente paseando y viendo.


Mapa de la zona, con el castillo en el centro.

El paseo de ida al castillo fue entretenido ya que había poca gente y estábamos muy tranquilos hablando y comentándolo todo. Además justo antes de llegar al castillo, había una bandada enooooooorme de patos tomando el sol en el césped, y claro, algo así no se me pudo resistir... corrí a por ellos para espantarlos... jejeje, que guay, si vierais toda la bandada saliendo a volar delante de mis narices y yéndose lejos y más lejooooosss...


Laura sentada en un banco que quedaba a la sombra y estaba todavía escarchado, como todo Dublín queda después de las frías noches.

Y bueno tras ésto pues nos dirigimos al castillo. No es muy grande por dentro y está llevado por una empresa privada, Dublintourism, que gestiona la conservación de muchos de los monumentos en Irlanda, por lo tanto la clave está en que tienen que sacar dinero... y eso pues te hace comprender muchas cosas de los altos precios y otras cosas más.


Esta vez tuvimos suerte y nos hizo buen día, no como cuando fuimos a Phoenix Park, aunque se notaba frío si se iba el sol.

Así que tras pagar la multa de 5 o 6€, pasamos a dentro, donde una señora nos explicó que la visita no es guiada, sino que hay partes en las que, cuando entras, hay detectores de movimiento y una grabación empieza a hablar... en otras simplemente es ir viendo las vitrinas... jeje, la verdad es que con lo de la grabación me quedé un poco anonadado. Además la señora nos dijo que no se podía echar fotos, que si queríamos la explicación en un librito escrita en algún otro idioma, y poco más, con lo que seguidamente cerró la puerta y se fué... con lo cual, claro, me hinché a hacer fotos, y si no hice más fue porque no merecían la pena.


La primera sala toda forrada de madera con su precioso cartel... el chino alucinaba cuando me vio haciendo precisamente lo contrario de lo que dijo la señora... ése no nos conoce a los españoles jeje.

El castillo pues es curioso de ver, pero no es que sea nada importante, lo único que merecía la pena es la sala de estar inicial, que está toda forrada de madera y es preciosa, por lo demás poca cosa que ver, pero echamos un buen rato.


Una de las salas grandes del castillo que se usaba, y usa, para dar comidas grandes y celebraciones.

Al salir del castillo además nos percatamos de que los charcos de algunas zonas ¡¡estaban congelados!! jeje, y eso te da para hacer un poco el tont... digo el maikeljackson, y otros movimientos sacados de aquella grandiosa canción... ¡qué grande es España!


¡¡Y el chiqui-chiqui se baila así!!

Tras ésto nos dirigimos al pueblo, bonito y todo decorado navideño, porque en Irlanda la decoración navideña yo diría que empieza bastante antes que en España. Tras andar por las calles principales nos fuimos a comer a un SPAR, donde había mesas y sillas, unos bocatas y paninis (que se ven mucho por Irlanda) y nos quedamos más agustos que el mundo.

Después un cafelito, rato de cháchara y risas, para luego dirigirnos hacia la playa, donde había unas bonitas vistas y echamos un buen rato simplemente paseando, hicimos algunas fotos que podéis ver y se me ocurrió hacer una panorámica con una función que tiene la cámara de Laura, porque eran las 3:30 o así y se empezaba a ver la luna claramente, mientras el sol aún asomaba, con lo que se podía ver una estampa muy bonita. La foto panorámica está en proceso de preparación, ya que tengo que unirla y eso, pero os la enseñaré pronto, prometo.

Entre tanto os dejo ésta foto aterradora, que merece la pena ser divulgada.

Tened en cuenta que estamos en Irlanda, y en Diciembre... con lo cual calificarlo de proeza es hasta poco. Ese tío es un hombre, y no la panda de nenazas que se encuentran por esos lugares de dios dándoselas de machos ibéricos.


Ésto es lo que un 99.9% de personas hacen en estas playas el 90% del año, hacerse una foto, porque otra cosa de utilidad no hay para hacer.

La verdad es que las visitas más que nada las disfrutamos mucho porque vamos los cuatro practicamos inglés, riéndonos con las ocurrencias los unos de los otros y además aprendemos mucho, de costumbres, de cultura, de comidas y de todo, unos de los otros, sobre todo nosotros del chino, que siempre tiene cosas raras para contar, normal, ¡viviendo tan lejos!


Como muestra, aquí tenéis su nombre traducido, y escrito en chino en la arena.

Tras el paseo y todo, nos volvimos a la ciudad, donde a Laura le habían avisado nuestros amigos españoles de que iban a quedar para tomar algo. Así que nos fuimos a la iglesia-bar que hay al final de Henry street y empezaron a llegar... Al final acabamos allí casi 15 españoles junto con mis amigos.

Es increíble la cantidad de españoles que hay en Dublín, y la verdad que en muchos momentos se agradece, porque tener gente con la misma cultura sirve de apoyo, pero también es una desventaja porque te impide sumergirte en la cultura del país y en Dublín llega a tal punto que si quisieras podrías pasarte casi todo el día hablando español.

Pero echamos un rato muy bueno de risas, hasta que a las 9:30 o así decidimos volver a casa. Esa había sido nuestra salida nocturna del día. Empiezas la juerga a las 7 y acabas a las 12 de la noche, es una buena forma de ir de fiesta para mi gusto, no como en España que sales a las 11:30 o 12 y acabas en casa a las 6 de la mañana...

Por lo demás en nuestros últimos días en Dublin un poco mal, porque ambos (Laura y yo) acabamos un poco chungos con resfriado, dolor de garganta y contagiados los dos. Además con todo el estrés de prepararlo todo para nuestro viaje a España y con cosas que terminar aquí y allí: que si dejar pagado el alquiler, comprar algunas cosas para la casa, algún que otro regalo, preparar maletas... pero bueno también sabéis que sarna con gusto no pica, y en el fondo teníamos muchas ganas de volver a casa y pasar un tiempo con la familia, cosa que estamos haciendo y disfrutando mucho.

Pasadlo muy bien estos días y disfrutad de la familia. ¡Saludos!